Tratamiento quirúrgico
ESTIMULACIÓN CEREBRAL PROFUNDA
Es la técnica quirúrgica más utilizada en pacientes de Parkison. Consiste en implantar un dispositivo médico, similar a un marcapasos cardíaco, para administrar estimulación eléctrica en áreas muy concretas del cerebro que se ajustan para aumentar al máximo los beneficios de la terapia.
Este tratamiento NO CURA la enfermedad de Parkinson, pero intenta mejorar los síntomas dopaminérgicos, como el temblor y la rigidez e intenta reducir las discinesias y las dosis de medicación antiparkinsoniana. No mejora las alteraciones del habla, ni los bloqueos muy frecuentes, ni el estreñimiento, ni tampoco el deterioro cognitivo o la alteración de los reflejos posturales.
Esta técnica depende en gran medida de la selección de los candidatos más adecuados, en función de los siguientes criterios de inclusión:
Pacientes jóvenes (menores de 70 años)
Claro diagnóstico de enfermedad de Parkinson idiopática
Sin problemas cardíacos ni antecedentes vasculares
Sin RMN, TAC, etc., patológico que sugieran procesos expansivos (tumores) o circulatorios (isquemias)
Buena respuesta a la levodopa (actual e histórica)
Síntomas incapacitantes a pesar de una farmacoterapia óptima
Fluctuaciones motoras y/o discinesias incapacitantes
Cognición normal (ausencia de demencia)
Expectativas realistas y buen soporte familiar
Acceso a la programación de los estimuladores
Es importante tener en cuenta que esta intervención quirúrgica entraña una serie de riesgos, como convulsiones, infecciones y hemorragias. Alrededor de un 4% de los pacientes intervenidos tienen complicaciones graves y además la cirugía puede empeorar el ánimo y el deterioro cognitivo debido a la retirada de la medicación.